sábado, diciembre 26, 2015

Echamos de menos.
Echamos de menos personas, momentos, sentimientos, canciones,...
Es el momento de reconocer que me he pasado toda mi vida extrañando lo que un día eché de más.
Recordando, y sufriendo por haber perdido piezas que me encajaban a la perfección; pero que decidieron romperme.
Echo de menos a amigos, amigas, amores,... Me echo de menos a mí. Y os juro que esto es lo que más extraño de todo.
Nos pasamos toda la vida intentando cambiarnos a nosotros mismos y alejarnos cada vez más, sin saber que somos y seremos la única compañía presente en cada momento a lo largo de nuestra vida.
Me echo tanto de menos... Esa época en la que no estaba tan rota, y la siguiente... En la que me volví pedazos y cenizas. Echo de menos mi inocencia, mi felicidad.
Y echo de menos a todas esas personas que me la daban. Todas esas que, aún sin saberlo, estaban ahí siempre.
Todos esos planes, esos viajes nunca hechos, esas promesas... Nunca cumplidas.
Creo que ha llegado ese maldito momento en el que me doy cuenta y me reconozco que no soy feliz. Y que nunca lo seré al cien por cien. Por mucho que tenga.
Echo de menos escribir... Quizás esa es la segunda cosa que echo más de menos. No sabéis lo frustrante que es no poder sacar tiempo, inspiración, o lo que sea, para hacer la cosa que más quieres en este mundo. Echo de menos esos "tu texto me ha hecho llorar", "qué bien escribes", "¿puedo tomar prestada esa frase tuya?",... Todas esas llegadas a vuestros corazones con el fin de volverlos más cálidos, mientras el mío se congelaba.
Creo que es el momento de sincerarme, y de decir que uno no puede vivir sin sentirse querido. Por mucho que lo haya intentado... Todo cae por su propio peso.
Y caigo yo detrás.
El momento de contaros que lloro, me frustro, me daño a mí misma, con tal de no dañar a los demás. El momento de contaros que escucho música triste cuando estoy al borde de la desesperación y sólo busco liberarme a través de lágrimas y entristecerme aún más. El momento de deciros que me he sentido rechazada, mil y una veces, pero a pesar de eso hay momentos en los que he encontrado mi propio hogar.
El momento de deciros que por mucho que me sumergiera antes en todos esos libros, ahora se me hace casi imposible.
El momento de confesaros que aprieto los puños demasiadas veces sólo por no echarme a llorar. De deciros que soy un desastre. Que siempre lo he sido, y que siempre lo seré.
El momento de asumir que os echo de menos. A todas y cada una de las personas que habéis dejado huella en mi vida, y que, a pesar de que ya no estéis a mi lado, y de que tenga a muchas más, os sigo extrañando.
Demasiado.
Siempre.

domingo, octubre 18, 2015

¿Nunca habéis sentido un vacío tan grande que llega a desgarraros el alma? ¿Nunca habéis sentido que vuestros sueños son demasiado grandes y habéis acabado pisoteados por ellos?

Hace tiempo que cada día es el comienzo de invierno y hace que me congele un poco más. Hace tiempo que busco y rebusco mis alas y sigo sin encontrar su escondite por ningún lugar.
Hace tiempo que espero, espero, espero, y espero un poco más... Hasta que las horas barren el día y me mantienen un anhelo constante.
'Si no estás a gusto con tu vida, es que algo están haciendo mal' dicen; pero, ¿cómo puedo no estar a gusto cuando tengo todo lo que necesito y quiero? Y mientras me cuestiono, el vacío se hace grande cada vez más. Es un vacío de poder, de falta, un vacío que en ocasiones se rellena con una canción, o con un abrazo. Pero que más tarde vuelve.

A día de hoy, confieso, no estoy a gusto con mi vida. No me malinterpretéis, no tengo queja, pero más bien no estoy a gusto con lo  que soy yo. Con esa sensación de quiero y no puedo, de espero y desespero... Con esas ganas de romper con todo y cargarme las agujas del reloj. Pero son tan fuertes que no dejan de colarse y clavarse en mi vida desangrándola.
A día de hoy quiero viajar, quiero sentir y quiero soñar mucho más, mientras dejo de sentir que malgasto el tiempo que me queda.
Quiero romper con todo y huir.

Quiero,
y no puedo.

Por miedo.

miércoles, febrero 04, 2015

Te quiero sin querer.

Si algo he aprendido a lo largo de mi vida es que nunca debes mostrar cuándo ni cuánto sientes por algo. Llega un punto, un momento, en el que adquieres una desconfianza absoluta que hace cerrarte por completo a todo sentimiento y sensación. Llega la madurez. Y llega el hecho de conocer qué nos rodea realmente. Gente que viene, que va, que en ocasiones se queda; gente que un día te quiere, y al siguiente te olvida; gente que te cuida, que te hiere, que te apoya, que te salva... Gente por y para todo, y gente que, realmente, no sirven para nada. Pero esto último realmente es lo más cómodo. Al encontrar un lugar fijo, un hogar, corres el riesgo de perderlo algún día; pero al vivir en unos brazos diferentes cada día te salvas del peligro del 'echar de menos'. Poco parecido a lo que le pasa a esos brazos, que de tanto sostener se vuelven frágiles. Y desconfiados. Y solos.
Solos. Completa y amargamente.
Y es que, si algo he aprendido en esta vida, es que no hay que fiarse de nadie. Ni de quien se haya pasado toda una vida sosteniéndote,  porque siempre acabará encontrando un hogar mejor, un cielo más azul y una sonrisa en la que alojarte. Que desde entonces y para siempre dejará de ser la tuya.

'no podemos remar en contra de nosotros mismos...'
'he cruzado océanos de tiempo para encontrarte'

;

  • "Las ventajas de ser un marginado"
  • "Bajo la misma estrella"
  • "Nunca seré tu héroe"
  • "Si tú me dices ven... Lo dejo todo, pero dime ven"
  • "El libro amarillo"
  • "Claudia"