domingo, febrero 23, 2014

por todo lo que se va, cuando lo necesitas.

Me lleno la boca de palabras que me vienen grandes como tu nombre, tu presencia o tu voz.
Todos decidimos el tema de fondo o de segundo plato, y te aseguro que tú serías el primero, el segundo, y hasta el tercero si me apuras.
Todas las distancias recorridas a través de tu sonrisa se me quedan cortas comparadas con las ganas de tenerte. Con lo que te quiero yo.
Cada una de tus palabras que revuelven poco a poco mis entrañas y me dan ganas de seguir. Seguir con esto, conmigo y con todo. He aprendido a dejar de quejarme por cosas ya que a la mínima retrocedes y vuelves a hacerme sonreír. Incluso sin querer. Mejor dicho, la mayoría de las veces.
Me has enseñado a valorar los sueños que parecen estupideces, y me has enseñado a cre(e/a)rlos.
Me has dado escondite para las noches en vela y sin tu voz, que se hacen eternas. Me has hecho sentirme tonta de diez mil maneras diferentes, y te juro, todas ellas simplemente me hacían feliz. Como cuando reparas en las pequeñas imperfecciones de alguien, y te das cuenta de que estas, le hacen aún más perfecto.
Que no me hace falta un escudo para los días absurdos si aprendo a contagiarme de tu risa. Que cada vez que no te llamo vienes. Que me has enseñado a ponerme los zapatos destrozados y bailar, aún bajo la lluvia, sobretodo bajo la lluvia. Que las repeticiones traen cosas buenas si consiste en repetir el contacto contigo cada dos por tres. Que veía casi imposible el hecho de depender de una sombra, pero ahora, me doy cuenta de que tu sombra es mi vida.
Que me gustan los lunes si vienen acompañados de tus buenos días. Los domingos llegan a ser hasta entrañables si son para perder el tiempo contigo. Y que los días grises, cobran color gracias a tu presencia.
En realidad, desde que has llegado, le das sentido a mis palabras y a la vez las pones patas arriba. Me descolocas dentro de tu seguridad y me haces llorar de alegría.
Eres como el momento exacto en el que estás pensando en una melodía y de repente empieza a sonar en la radio. Eres felicidad. Eres tristeza. Eres frío, eres calor. Eres Roma, eres Venecia. Eres las ganas de volar. Eres amor.

'no podemos remar en contra de nosotros mismos...'
'he cruzado océanos de tiempo para encontrarte'

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